sábado, 31 de octubre de 2009

Funeral del sol a la sombra de un recuerdo [halloween]

Hoy estuve en aquel viejo cementerio conversando con la sombra que proyecta un recuerdo contrapuesto a la luz de un sol que muere triste. Tu recuerdo... Mi luz...

Me interné en el camposanto para buscar a aquel viejo escultor y pintor que nunca pudimos visitar juntos. Dejé sobre su tumba un pequeño dibujo de unas flores bañadas con lluvia de luna y abrazadas con cantos de sol. Le agradecí por pintar aquel cuadro en donde vive el alma guerrera de un jaguar acompañado de ti y de mi, la luna y el sol... Excusé tu ausencia y le hice saber cuanto deseaba partir. Me despedí, me levanté y seguí internándome en aquel campo gris.

Fui, como en otro tiempo, a aquella pequeña plataforma que soportó nuestras almas y sus secretos. Me senté a recordarnos hace dos años caminando por aquel laberinto de quienes han partido. Recordé el sabor de tus besos, el frío de tus manos, la forma en que nuestros cuerpos se hacían uno al abrazarte, como cerrabas tus ojos cuando el viento soplaba o cuando me acercaba y sobre tus labios pronunciaba dos palabras y te hacía sentir lo que no ha muerto aún.

Vi junto a mí aquella alegoría tuya, un vacío llenando el vacío, una sombra que me hacía compañía y te dibujaba con los recuerdos que me invadían. Le respondí a tu ausencia aquella pregunta que no pude responderte a ti. Callé el porqué de lo que siento y cerrando mis ojos planté un beso en aire... Espero que el viento haya rozado tus labios y haya cosechado en ellos este sentimiento que guardo. Callé y sigo callando porque no hay palabras que puedan ser ordenadas para decirte algo que no tiene razón ni lógica y que aún así lo es todo en mi.

Pase la tarde entera viendo como tu ausencia hacía crecer mis deseos. No dejé de conversar con tu no existencia, con tu presencia lejana y tus sentimientos barridos bajo la alfombra. Yo, como en cada ocasión que vengo, dejé a un lado la pala con la que pretendía enterrarte y me senté a conversar con la sombra de un recuerdo. Le tomé de la mano, cerré los ojos, soñé despierto y sonreí mientras el día se apagaba.

Volví de donde tu presencia sí existe para mí y me di cuenta que el cielo se oscurecía. Vi personas elevarse al cielo y reunirse en el aire. Los vi suspendidos con la mirada fija a donde tu sombra había estado minutos antes, vi mi mano vacía. Cada uno de ellos empezaba a llamarme por mi nombre y dejaba caer palabras llenas de ira, otros simplemente escupían a mi rostro.

El suelo se lleno de cólera, el cielo de gritos, mi boca de tu nombre... Vi la orilla del vació aproximarse, el suelo era desgastado por la furia de quienes desde el cielo gritan maldiciones a mi existencia. La orilla carcomida estaba frente a mis pies y segundos después mi cuerpo entero se precipitaba entre tierra suelta, lodo, ataúdes y cuerpos sin vida. Poca era la diferencia entre aquella materia inerte y mi ser pues hace tiempo la chispa que hacía arder a este infierno se había marchado y ahora solo queda un sol en su funeral.

Ahora sólo queda un sol sepultado debajo la misma muerte con maldiciones del cielo y olvidos de la tierra. A su lado, la sombra de un recuerdo que la lluvia lava borrándola para siempre de este mundo.

1 comentario:

Mercedes dijo...

"Y te hacía sentir lo que no ha muerto aún"
q fuerte......